Educador de Gatos

CAT   ESP

Ninu y Nuet

Por Cristina Rosa

Nuestra historia empezó en diciembre de 2007 cuando Ninu llegó a nuestras vidas, un gatito persa precioso y buenísimo, que entonces tenía 4 meses. Nada más verlo me robó el corazón. Era tan pequeñito y precioso que rápidamente se convirtió en nuestro niño pequeño. Ninu es muy sociable, no tiene miedo de la gente que viene a casa y se deja ver y mimar, así que el hecho de que pasase casi todo el día solo mientras nosotros trabajábamos nos causaba mucha pena. Aunque él era el rey de la casa y nos lo pasábamos la mar de bien jugando al escondite con él persiguiéndonos por todo el piso. Sin embargo, en mayo de 2010 le encontramos un hermanito para que jugase y se hiciesen compañía durante todo el día.

Entonces llegó Nuet. Llegó con un mes de vida, muy pequeñito, cariñoso y gris. Todo él era una bolita gris. Ninu lo rechazó los primeros días, Nuet quería estar cerca de él pero Ninu estaba acostumbrado a ir a la suya y no le hacía mucho caso. Pero con los días se hicieron amigos y jugaban y se hacían compañía. Hasta aquí, ¡todos contentos!

Nuet se fue convirtiendo en un gatito gris precioso, muy cariñoso y juguetón. Mucho más nervioso que Ninu y mucho más travieso también. Así que teníamos las dos caras de la moneda: Ninu, muy tranquilo y sociable, y Nuet, muy nervioso y asustadizo.

El problema llegó cuando pasado un año les llevamos a los dos al veterinario. A Ninu le cortaron el pelo (para que estuviera más fresquito en verano) y a Nuet lo capamos antes de que empezara a marcar el piso (igual que hicimos con Ninu en su momento). Por suerte, los dos salieron bien del veterinario, no era la primera vez para Ninu y estaba acostumbrado a salir y ver gente, pero era la primera vez que Nuet salía de casa y se puso muy nervioso. Al llegar a casa, Ninu estaba tranquilo y relajado, contento de volver a estar en su casa, pero Nuet estaba aún medio dormido por la anestesia y muy nervioso por todo lo que acababa de vivir, así que cuando lo sacamos del transportín y vio a Ninu, se quedó muy extrañado. Queremos pensar que no lo reconoció. Ya que a los dos les habían duchado y perfumado en el veterinario, no lo pudo reconocer ni por el olor ni por el aspecto... ¡Era como un extraterrestre para él! Así que, a partir de este momento, es cuando empezaron nuestro problemas. Nuet no aceptaba a Ninu...al principio solo le gruñía y le bufaba pero llegó el día en que empezaron a pelearse.

Primeramente, cuando se peleaban los separábamos y seguíamos haciendo vida normal, pensando que se les pasaría con los días, pero llegó el momento en el que Ninu estaba cohibido por Nuet y no se movía de un lugar por miedo de que Nuet le atacase. No descansábamos durante la noche porque se peleaban y llegamos a un estado de nervios incontrolable. A mí se me rompía el corazón de verles pelearse y hacerse daño el uno al otro, así que decidimos separarlos para que, mientras no estábamos nosotros en casa con ellos, no se hicieran daño. Fueron semanas interminables con el piso partido en dos... hasta que decidimos contactar con Jordi para que nos ayudara con nuestros pequeños.

Fue todo muy rápido, contactamos con él y en menos de una semana lo teníamos en casa, conociendo a Ninu y a Nuet, y valorando la situación en la que nos encontrábamos... En pocas palabras: ¡fue genial! Nos transmitió mucha paz y tranquilidad, sobre todo esto, porque estábamos muy nerviosos con esta situación y esto no nos beneficiaba nada. Hablamos y buscamos las soluciones para que volvieran a tener una convivencia agradable. Nos dijo cómo teníamos que actuar y nos aconsejó ser tranquilos y pacientes (sobre todo).

Las mejoras llegaron cuando ya pensábamos que no había solución, después de tres meses haciendo "terapias" con ellos... Entonces un día ¡¡¡surgió el milagro!!! Durante estos tres meses, hubo un par de veces que pensábamos que no mejorábamos nada y volvimos a contactar con Jordi, quién nos respondió siempre con mucha amabilidad y rapidez. Y aunque no lo pareciera, con el paso de los días ibamos mejorando con la actitud de nuestros pequeños, y poquito a poco pudimos volver a estar todos juntos sin ninguna pelea...

Hoy en día estamos como si nunca hubiera pasado nada entre ellos, los animales son buenos, listos y saben perdonar, mucho mejor que las personas, ¡y volvimos a compartir juegos y alegrías todos juntos! No quiero terminar nuestra historia sin darle a todo el mundo que tenga problemas con sus animales muchos ánimos y decirles que se debe ser muy paciente, ¡pero vale la pena! y, sobre todo, no podemos dejar de darle a Jordi miles y miles de gracias por darnos confianza en nosotros mismos y ayudarnos en todo momento.
Aquí tendrás unos amigos para toda la vida.

Ninu & Nuet, Rubén & Cristina