Educador de Gatos

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Ramón el gato

Por Dani Martín

Unos amigos nuestros aparecieron una noche en casa y nos dieron la agradable sorpresa de regalarnos un gatito pequeño y negro que habían cogido de un centro de acogida. El gatito en cuestión empezó muy tímido por casa y con mucho miedo. Aunque sabíamos que era normal y que se tenía que adaptar a la nueva situación después del estrés y las tristes circunstancias en que lo habían encontrado antes de acogerlo en el centro, lo cierto es que no había muchos progresos y se escondía constantemente de nosotros. Pasados casi dos meses de su llegada a casa, a pesar de nuestros esfuerzos, no habíamos avanzado mucho por no decir nada. En realidad, después de recibir muchos bufidos, no menos arañazos y algún que otro susto, lo máximo que habíamos conseguido era que el gato estuviera sentado en el sofá a la vez que nosotros. Con mucha paciencia, delicadeza y por qué no decirlo, valor, empezamos a intentar acercarnos más a él, y a cambio conseguimos tener breves intercambios de golpecitos en la mano, y al cabo de un mes tocarle un poco más las patas delanteras, pero de tocarle por el resto del cuerpo, rascar, interactuar y sobre todo, desgraciadamente entenderlo, nada de nada.

Se podría decir que Ramón era un gato muy travieso y un poco malote, ya que siempre que le acercabas la mano te tenía preparada alguna sorpresa en forma de pequeño arañazo o salía corriendo. Estábamos preocupados, pues no sabíamos si el ambiente del piso era el adecuado para él, o si lo estábamos haciendo bien o no, ya que aunque continuamente jugábamos con él, no nos cogía mucha confianza más que como "parte de sus juegos". Un poco preocupados por la situación encontramos la web de Jordi, y después de algunos problemas de horarios por parte nuestra y ninguna pega por parte de él, se plantó en casa un sábado por la tarde, y se encerró en el pasillo con Ramón y uno de nosotros, explicándonos muchas cosas y todas útiles sobre cómo acercarnos y entender a Ramón.

La verdad es que siguiendo sus consejos, con esfuerzo, y con ilusión podemos decir contentos que el Ramón peleón y travieso del principio - que nos tenía preocupados y tristes -, ahora es un Ramón lleno de alegría, juguetón, divertido, intrépido, investigador, un poco trasto, pero muy cariñoso y que se deja tocar cada día más, - rascar la cabeza, las orejas, coger y sobar -, y que sobre todo, gracias a todos los consejos de Jordi, creo que podemos decir que le entendemos mejor y que él nos ve de otra manera, que hemos podido conectar por fin con él, y que nos los pasamos igual de bien nosotros que él corriendo por el pasillo, rompiendo algún que otro plato y cazando moscas por el comedor. Tanto es así, que si no le haces caso al llegar al piso ya se ocupa él de aparecer para venirnos a buscar.

Quisiéramos decir a todo el mundo que tenga un problema con su gato que no desespere, que tenga paciencia e ilusión, y que al final, con mucha insistencia y esfuerzo, las cosas acaban saliendo, y que gran parte de la culpa de que nosotros lo hayamos conseguido con Ramón la tiene Jordi y queremos aprovechar para darle las gracias desde aquí.