Crispy y Nena
Por Esther Aparicio

El passado mes de agosto adoptamos a dos gatitos nacidos en abril. Un macho y una hembra, Crispy y Nena. Primero vino él, el día 14 de agosto. Y una semana después ella, el día 21.
Antes de a ellos tuvimos un precioso gato, Lolo, que desgraciadamente murió el mes de mayo por una insuficiencia renal. Solo tenía 7 años. Pobre.
Era un gato especial, bueno, muy bueno y cariñoso. Se lo dejaba hacer todo. Limpiarle las orejas, cortarle las uñas, cogerle, darle besos, peinarle y hasta se dejaba pasar el aspirador de mano ¡por encima del pelo! Le encantaba y se ponía panza arriba, de lado y de todas las maneras para que le pasáramos el aspirador. Cuando teníamos que llevarle al vete nunca protestaba y se dejaba hacer. Era un gato que te lo ponía todo muy fácil.
El 17 de agosto trajimos a Crispy a casa. Cuando llegamos nos quedamos muy sorprendidos. Lo inspeccionó todo con una confianza y seguridad que creíamos que ¡era Lolo reencarnado! Durante la primera semana estávamos alucinados, tenía las mismas reacciones que Lolo, cariñoso, dócil, precioso. ¡Hacía las mismas cosas!
Entonces, acostumbrados como estávamos a unos gatos tan sencillos de tratar, nos cojió por sorpresa el comportamiento de la gatita Nena. Llegó a casa tímida, asustada. Se puso bajo el mueble del comedor y allí se quedó durante 2 días. Nos dijeron que era normal, que de momento no la forzáramos, que ya iría saliendo. Le acercábamos el bol con comida y agua y justo sacaba el morrito para comer. Por suerte comía. Pero en seguida se metía al fondo de todo. La podíamos tocar un poco con la punta de los dedos, el brazo no llegaba a más. Pusimos muy cerca el arenero, la comida y el agua por tal de que no tuviera que recorrer todo el piso, asustada como estaba.
Al cabo de dos días, estábamos en el comeddor y la vimos salir de debajo del mueble. ¡Por fin! Poquioto a poco fue recorriendo el comedor, pero no más. Y en seguida se volvía a esconder si oía un ruido. También encontró refugio bajo la cama y pasaba horas allí. Al final, al cabo de 4 o 5 días pensamos que no era bueno que pasase tantas horas escondidda. Así que "sellamos" todos los rincones por tal de que fuera investigando la casa y se viera obligada a salir ¡y a vivir aventuras! I así, poco a poco , día a día fue saliendo. Ya se paseaba por toda la casa, pudimos poner el arenero en su sitio, la comida en la cocina. Jugaba en el comedor con Crispy, corría arriba y abajo. Se dejabaa tocar, pero solo en los lugares donde ella se sentía segura, ¡que era detrás del cabezal del sofá! Y de cojerla... nada de nada
Así fue pasando el primer mes, con varios avances pero siempre asustadísima y tímida.
Llegó el día de la primera vacuna. Teníamos que llevarles al vete. Primero cogimos a Crispy y lo pusimos en el transportín. Ningún problema, claro. Pero cuando le tocó a ella...madre mía la que se lio para poder cogerla. Quedamos bien arañados. Pero no porqué sea una gata agresiva, ni de lejos. Era por lo asustada que estaba y nosotros muy nerviosos.
Fue complicado, sobretodo, porqué como he dicho al principio, veníamos de un gato totalmente "peluche". Ya una vez en el transportín los dos y de camino al vete es cuando decidimos contactar con alguien que nos pudiera ayudar. Mientras íbamos en coche empecé a mirar por internet y encontré la página de Jordi y me gustó lo que leí. Una vez en el vete lo comentamos y casualmente una chica de la consulta conocía a Jordi. Él la había ayudado con dos gatos que se peleaban mucho. Nos aconsejó mucho que contactásemos con Jordi.
Nada más llegar a casa le llamé y quedamos para el sábado 27 de septiembre a las 12h. Esperábamos con impaciencia. Llegó Jordi y entró súper tranquilo. Se sentó en el sofá y nos pidió que le explicáramos una poco la situación. En seguida se puso en marcha. Cerramos todas las puertas para que Nena no tuviese tantos rincones para huir. Estaba escondida debajo de la cama. Tuvimos que apartarla porqué no quería salir y a partir de aquí ¿qué hizo Jordi? Pues ni más ni memos que perseguirla por todos lados, de forma pausada, caminando tranquilo, hablándole suave. Si se escondía, la hacía salir de manera suave, que ella viera que no pasaba nada. Y así al cabo de... 10 minutos la tocó.
Primero le puso el dedo en su naricita y a continuación por la cara y la cabeza. Ella volvió a huir y vuelta a empezar. Hasta que ella volvía a quedarse quieta y se dejaba tocar. Al momento la cogió y la puso sobre el sofá.
A continuación me tocó a mi hacerlo. Y lo conseguí. Podía tocar a mi Nena. ¡Podía cogerla!! Siguiente turno. Ahora le tocaba a Carlos. ¡Y también lo conseguió! ¡Literalmente flipé! En total Jordi estubo poco más de una hora.
Evidentmente nosotros teníamos que hacer "los deberes" con ella cada día, ¡sin estresarnos!
Hoy, 27 de octubre, un mes después, Nena se deja coger, limpiar los ojitos, viene a la cama a dormir, te pide comida.
Aun queda un poco de trabajo. Cuando oye la puerta o un ruido aun se asusta y huye corriendo debajo de la cama, ¡que ya no cabe casi! Si viene alguien de fuera se esconde bajo el muble pero la saco sin problema, ¡se deja arrastrar!
¡¡Ha evolucionado muchísimo!!
A veces es una algo pequeño y un cambio de actitud por parte nuestra. Pero claro si no lo sabes hacer... no lo hacemos o lo hacemos mal, aunque pongamos buena intención. Los gatos tienen su lenguage y nosotros otro. ¡Es cuestión de aprendrer idiomas!
¡Bien, no quiero alargarme más!
Nosotros personalmente aconsejamos a todos los que tengan un conflicto con un animalito que consulte a la gente que sabe. ¡Y Jordi es uno!
Gracias Jordi por tu ayuda!
Esther, Carlos, Crispy, Nena y Lolo (siempre con nosotros)