Educador de Gatos

CAT   ESP

Tac, un gato de la calle finalmente domesticado

Por Elisabet Cerdà

Tac es un gatito de tres patas que apareció por los alrededores de la fábrica donde trabajo, en la primavera de 2013 junto con otros gatitos de la misma camada. A mi se me puso en la cabeza que un gatito de 3 patas lo tendría difícil para sobrevivir en la calle, y empecé una cruzada personal para cogerle. Empecé intentado ganármelo con pienso y conseguí que se dajara acariciar pero nunca coger, hasta que un buen día, más de un año después, un anochecer de finales de noviembre, seguramente empujado por el hambre y con la confianza que me había cogido, entró en el trasnportín y pude cerrar la puerta. Fuimos al veterinario y una vez controlado, lo llevé a casa donde tendría que convivir con dos humanos y dos gatos más.

Los primeros días fueron horribles, Tac estaba tan asustado que no salía del rincón de la habitación donde lo habíamos instalado hasta que cogiera confianza, no comía ni bebía, si le intentábamos sacar enseguida corría a esconderse a su sitio de nuevo, orinaba fuera del arenero, nos miraba con ojos aterrorizados y pasaba las noches maullando lastimosamente. Era tan diferente del gatito vivaracho y feliz que había cogido de la calle que nos planteamos volver a dejarlo en la calle y confiar que se pudiera buscar la vida solito, pues realmente te rompía el corazón verle tan triste y aterrorizado.

Con esta idea y dándonos algún día más de margen antes de devolverlo a la calle con todo nuestro dolor, empecé a buscar por internet para ver si encontraba consejos que nos pudiesen ayudar con la adaptación, y di con la web "educador de gatos", y después de leer lo que explicaba y los otros casos documentados, pensé que un experto como Jordi, nos podía ayudar o confirmar si realmente no se podía hacer nada.

Jordi vino cuando hacía una semana que Tac estaba en casa. Le explicamos el caso y fuimos a la habitación del gatito. Tac estaba escondido dentro de su casita de felpa y Jordi cogió la caseta y la llevó al comedor, allí poco a poco, hablándole suavemente e inclinando la caseta poco a poco le hizo salir. Muy diferente de la manera que yo le cogía estirándolo directamente. Una vez fuera Tac empezó a correr aterrorizado por el comedor, pero habíamos cerrado las puertas y no pudo volver a su refugio. Jordi lo fue siguiendo poco a poco, tranquilo, haciéndole salir de allí donde se pusiera con calma y paciencia. Si se ponía debajo la butaca, tumbaba la butaca. Si iba debajo de la mesa, se agachaba y le iba hablando mientras se acercaba. Al final el gatito cansado se quedó quieto. Jordi pudo entonces acariciarlo y enseguida se puso a ronronear.

Jordi nos explicó como teníamos que tratar a Tac, la manera de acercarnos y presentarnos, como irle introduciendo poco a poco a la rutina de casa, sacando el arenero y la comida de su habitación y acercarlos al comedero y arenal de los otros 2 gatos gradualmente, como teníamos que actuar si nos lo cruzábamos, respetando su espacio, y los otros consejos para ayudar con la convivencia con los otros 2 gatos, que de momento no le hacían nada pero le bufaban.

Ya al marchar el cambio de Tac era evidente, pero a partir de entonces los progresos fueron notables. Ya no quiso estarse más en "su habitación", prefirió quedarse por los alrededores del comedor con los otros dos gatos que aun no lo termninaban de aceptar pero le toleraban. No pasaron cuatro días que ya no hacía caso de su arenero que íbamos apartando e iba directamente al arenero de sus amfitriones y pese a que aun nos tenía miedo, si nos acercábamos tal como nos había dicho Jordi se dejaba acariciar y nos compensaba con su ronroneo.

Y así, poco a poco también se fue relacionando con los otros gatos, sobretodo con Leti en quien ha encontrado una compañera de juegos excelente, Nil ya es mayor y solo quiere tranquilidad.

Hoy, 4 meses después de entrar en casa, Tac es un gato mucho más feliz e integrado, ya no huye de nosostros y se apunta el primero a los juegos, incluso lo puedo tener en el regazo y se queda cada vez más rato y no se va.

Gracias Jordi por tu ayuda haciendo de este gato de calle desconfiado y aterrorizado, un gato casero y cariñoso (cuando quiere).

Elisabet y Sergi (marzo 2015)